Jemmingen 1.568, El gran Duque humilla a Luis de Nassau infligiéndole una derrota brutal

 

El 20 de junio de 1.567 los tercios viejos de Lombardía, Nápoles, Sicilia y Cerdeña emprenden viaje hacia la tierra del sol negro, el camino español se llenó de las banderas españolas, reclamados por la gobernadora Margarita de Parma, la “furia iconoclasta” por parte de los calvinista hacía inviable el gobierno condescendiente de Margarita y Felipe II no dudó y destinó a su gran halcón, Fernado Álvarez de Toledo y Pimentel, III duque de Alba, para que ejerciera con mano dura el gobiernos de esas tierras.

No llevaba un año y medio en tierras herejes cuando, el de Alba, tuvo que afrontar un duro golpe, tal fue que decidió disolver el tercio viejo de Cerdeña por, según el, el deshonor que supuso la retirada del tercio en la batalla de Heiligerlee, donde perdió 450 hombres y 6 piezas de artillería y corrió a refugiarse tras los muros de Groninga, que fue asediada por los que perseguían a los españoles. Tras estos acontecimientos el duque de Alba en persona se puso al frente del ejército real y partió hacia Groninga para resolver la situación.

 

El ejército debía de reunirse en la ciudad de Bolduque, allí acudió Alonso de Ulloa con los de Nápoles, Julián Romero con los de Sicilia y Sancho de Londoño con los de Lombardía, además se levantaron 1000 caballos y varias compañías de lanzas italianas. Todo el contingente estaba preparado y se dio la orden de marchar hasta Deventer, el camino era largo y difícil, tendrían que cruzar varios ríos para llegar a su destino.

Tras cinco días y 200 kilómetros de fatigosa marcha el ejército real llegó a Rolde, a unos 12 Km. de Groninga, el duque mandó salir a las tropas de la ciudad asediada para enfrentarse con los sitiadores con el apoyo del ejercito real, así lo hicieron, y entablaron batalla con los rebeldes, estos al ver como se acercaba el contingente real decidieron una prematura retirada. Liberada la ciudad, el ejército acampó en la villa y sus alrededores, para el día siguiente comenzar la persecución de los de Nassau, una vez terminado el puente de barcas que los zapadores construyeron sobre el río.

 

El día 18 el capitán Montero descubrió a los rebeldes que se dirigen a la villa de Reyden, el duque dio la orden de encaminarse hacia allí, pero estos se desviaron hacia Jemmingen. El de Alba, ordenó guarnecer un puente de suma importancia en esas inmediaciones y mandó a Sancho Dávila por delante para reconocer el terreno y fijar al enemigo, este localizó a un jinete rebelde que fue capturado y enviado al duque, con la tropa que llevaba al cautivo, Dávila mandó una misiva donde se advertía al duque que el enemigo está abriendo compuertas y esclusas con objeto de aprovechar la pleamar e inundar el campo que separa a los españoles de los de Nassau. Dávila sin pensarlo se lanzó contra el contingente enemigo que estaba en un puente con las esclusas abiertas, rápidamente dio cuenta de los herejes y consiguió cerrar las compuertas, aunque el campo ya recogía agua hasta las rodillas, conservó el puente expedito para las tropas reales que cruzarían por ahí para enfrentarse al grueso de las tropas de Luis de Nassau. Dávila siguió su avance sobre distintos diques y puentes como vanguardia del ejército hasta llegar al último puente antes de Jimmengen, donde alertado el enemigo por la llegada de los arcabuceros de Dávila, les hicieron frente. El español aguantó bien la defensa de ese puente porque la estrechez del camino impedía que el enemigo acumulase gran cantidad de hombres a la vez, con la llegada de la vanguardia del grueso del ejército real, los herejes se retiraron rápidamente.

Los de Nassau eran 12.000 hombres y formaban en dos escuadrones tras una trinchera, con Jemmingen a su espalda, el río a su izquierda y dos escuadrones de caballería a su derecha. Justo delante de ejército rebelde estaba dispuesta la artillería con cinco piezas dispuestas frente a las fuerzas reales y protegidas en sus flancos por dos revellines con su guarnición correspondiente.

El duque de Alba dividió a la tropa mandando a los arcabuceros y mosqueteros al otro lado del camino ocultándolos a la vista de los revellines, mandó a unos 200 arcabuceros a atacar el emplazamiento artillero. Viendo Nassau que esa avanzadilla junto a dos pequeños escuadrones españoles serían presa fácil, mando rápidamente a los dos enormes escuadrones de infantes alemanes para aniquilarlos, pero las tropas ocultas en el camino los cogieron de flanco causando una gran mortandad entre los herejes, que de forma desordenada comenzaron a retirarse. El grueso de los de Alba, comenzó a avanzar y ¿como sería el pavor de los rebeldes?, que se deshicieron intentando escapar cruzando el río Ems, esa fue su perdición, pues la caballería española se abalanzó sobre ellos desatando una auténtica masacre.

En Groninga, recordemos 200 km. río abajo, supieron de la victoria española por la cantidad de sombreros con hechuras alemanas que arrastraba el río Ems.

el balance de lo sucedido en Jemmingen fue el que sigue, 7.000 ó 10.000 muertos o heridos por parte de los rebeldes y 80 muertos y 220 heridos por parte de los realistas, una auténtica carnicería, se ganaron 16 piezas de artillería y de las 24 banderas enemigas se capturaron 20, todo el bagaje enemigo y 1500 caballos.

 

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